miércoles, 24 de abril de 2019

EL OBJETO SOCIAL


El objeto social de una sociedad es uno de los elementos esenciales del contrato de sociedad, siendo la expresión de la actividad o actividades a las que se va a dedicar la sociedad.

En el caso de Sevillistas Unidos 2020 SL, esa entidad que se ha lanzado a la compra de acciones del Sevilla Fútbol Club desde el 1 de junio de 2018 hasta el 1 de marzo de este año; según consta en sus estatutos sociales, de los doce  sociales que contempla, en ninguno de ellos hace referencia a la práctica del deporte o a las sociedades anónimas deportivas, a pesar de su denominación.

En cambio si incide en otros apartados del objeto social en el estudio, desarrollo y explotación de proyectos urbanísticos y de hostelería. Así en el apartado tercero de su objeto social recoge “la explotación de cafeterías, restaurantes y hoteles”; en el apartado sexto “la promoción y realización de las actuaciones necesarias…para la puesta en marcha, construcción, arrendamiento o cualquier otra forma de explotación de centros o parques comerciales…”; en el apartado séptimo "la compra venta de edificios, locales comerciales , terremos o cualquier otro bien inmueble" y finalmente en el apartado octavo "la elaboración y desarrollo de proyectos relacionados con centros o parques comerciales, parques deportivos o de ocio, áreas residenciales etcétera.

Es llamativa la falta de atención al desarrolo del deporte y del futbol, en concreto, por quien utiliza en su denominación el termino que define a la afición del Sevilla Fútbol Club y que su única actividad conocida es la compra de acciones del Sevilla, mientras define una importante parcela de su objeto social al desarrollo de centros comerciales o de ocio.

El sevillismo no debe olvidar que en el Avance del PGOU de Sevilla, que se aprobaría en 2006, se contemplaba como área de oportunidad la parcela de Nervión que ocupa el Ramón Sánchez-Pizjuán y para la cual se llegó a elegir un proyecto que contemplaba el desarrollo de un espacio comercial y residencial tras la demolición del estadio.

Por todo ello, el sevillismo debe estar alerta y a pesar de las promesas políticas, exigir a las instituciones acuerdos con la suficiente fuerza legal, para impedir que algún día el patrimonio sevillista pueda terminar en manos de entidades que puedan ir contra la voluntad de quienes construyeron lo que hoy es el Sevilla Fútbol Club.

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