El objeto social de una sociedad
es uno de los elementos esenciales del contrato de sociedad, siendo la
expresión de la actividad o actividades a las que se va a dedicar la sociedad.
En el caso de Sevillistas Unidos
2020 SL, esa entidad que se ha lanzado a la compra de acciones del Sevilla
Fútbol Club desde el 1 de junio de 2018 hasta el 1 de marzo de este año; según
consta en sus estatutos sociales, de los doce sociales que contempla, en
ninguno de ellos hace referencia a la práctica del deporte o a las sociedades
anónimas deportivas, a pesar de su denominación.
En cambio si incide en otros apartados del objeto social en el estudio, desarrollo y explotación de proyectos urbanísticos y
de hostelería. Así en el apartado tercero de su objeto social recoge “la explotación de cafeterías, restaurantes y
hoteles”; en el apartado sexto “la promoción y realización de las
actuaciones necesarias…para la puesta en marcha, construcción, arrendamiento o
cualquier otra forma de explotación de centros o parques comerciales…”; en el apartado séptimo "la compra venta de edificios, locales comerciales , terremos o cualquier otro bien inmueble" y finalmente en el apartado octavo "la elaboración y desarrollo de
proyectos relacionados con centros o parques comerciales, parques deportivos o
de ocio, áreas residenciales etcétera.
Es llamativa la falta de atención
al desarrolo del deporte y del futbol, en concreto, por quien utiliza en su denominación el
termino que define a la afición del Sevilla Fútbol Club y que su única
actividad conocida es la compra de acciones del Sevilla, mientras define una
importante parcela de su objeto social al desarrollo de centros comerciales o
de ocio.
El sevillismo no debe olvidar que en el Avance del PGOU de Sevilla, que se aprobaría en 2006, se
contemplaba como área de oportunidad la parcela de Nervión que ocupa el Ramón Sánchez-Pizjuán
y para la cual se llegó a elegir un proyecto que contemplaba el desarrollo de
un espacio comercial y residencial tras la demolición del estadio.
Por todo ello, el sevillismo debe
estar alerta y a pesar de las promesas políticas, exigir a las instituciones
acuerdos con la suficiente fuerza legal, para impedir que algún día el
patrimonio sevillista pueda terminar en manos de entidades que puedan ir contra
la voluntad de quienes construyeron lo que hoy es el Sevilla Fútbol Club.