miércoles, 20 de marzo de 2019

EL INICIO DEL FIN


A finales de 2017 las sospechas de que personajes ajenos al sevillismo podían estar interesados en la compra de acciones del Sevilla Fútbol Club se acentuaban, especialmente tras la aparición de varios anuncios de compra de acciones en prensa escrita, plataformas digitales de compraventa e incluso en panfletos repartidos por peñas y bares de localidades cercanas a Sevilla.


Por entonces, las ofertas por las acciones difícilmente alcanzaban los 150 euros, pero es noviembre de 2017 cuando se van a producir dos hechos de los que la gran familia sevillista no ha tenido conocimiento y que es necesario explicar ante las incógnitas que se ciernen sobre el futuro accionarial del Sevilla. Nada se conocía aún sobre Sevillistas Unidos 2020, ni sobre su matriz americana, Nutmeg Acquisition.


El primero de ellos sucedió el 22 de noviembre de 2017, cuando se celebró en la sede de la Seguridad Social en Cádiz una subasta por 85 acciones del Sevilla Fútbol Club, por una deuda con este organismo de un exconsejero sevillista. Según comentan los que asistieron, el salón quedó pequeño para el número de personas que se presentaron en la capital gaditana por esas 85 acciones. Otro aspecto importante fue la presencia de algunos apoderados que decían representar a variopintos empresarios. Por supuesto, también estaban reconocidos sevillistas.


¿Realmente era tan importante ese 0,082% del capital social del Sevilla Fútbol Club para que se produjera tal cantidad de interesados que se desplazaron hasta la capital gaditana?


El precio de salida de las 85 acciones se había fijado en 9.237,56 euros (108,67€/acción). Casi no había terminado de darse salida a la puja cuando la cifra de partida se había triplicado, para finalmente adjudicárselas un miembro de la familia Carrión por 58.000 euros (682€/acción). Se pagaron hasta cinco veces mas de lo que por entonces se ofrecía a pequeños accionistas que respondían a aquellos anuncios que hemos comentado.


Es indudable que algo estaba afectando al valor de las acciones del Sevilla Fútbol Club, no ya por el precio que llegara a pagar la familia Carrión, accionista relevante de la sociedad, sino por el resto de interesados, la mayoría desconocidos que aparecieron y que pujaron muy por encima del valor de mercado en esa fecha. Ese algo, por un 0,082% que difícilmente decantaría alguna mayoría por muy ajustadas que estuvieran las posiciones, solo podía responder a un motivo, la especulación ante el conocimiento de una oferta muy superior.

El segundo de los hechos se produjo solo 11 días antes de la comentada subasta, concretamente el 11 de noviembre, cuando una sociedad llamada PROVIDENCE GROUP SPAIN SL se hace con 22 acciones del Sevilla Fútbol Club. Este hecho, dado el número de acciones, no debería tener especial relevancia de no ser porque su administrador único es ANDRÉS BLÁZQUEZ CEBALLOS, actual representante en el consejo de administración del Sevilla Fútbol Club de la sociedad SEVILLISTAS UNIDOS 2020 SL y a la vez apoderado de la sociedad como pagador de las acciones del Sevilla Fútbol Club que ésta adquiere. Por lo tanto, Blázquez estaba ya en el Club desde el primer momento en que se van sucediendo los diferentes hechos que han conducido hasta la situación actual. Recordemos que al margen de la disparatada subasta que hemos descrito, dos meses después se inicia el proceso de creación de sociedades que concluye con la actual Sevillistas Unidos 2020 SL en las entrañas del Sevilla Fútbol Club.


Los administradores sevillistas nunca han hecho referencia a estas sociedades, ni jamás, en su obligación del buen administrador que recoge el código ético advirtieron a los accionistas de los movimientos societarios qué estaban sucediendo, algo que la Ley considera obligatorio para el caso de las sociedades cotizadas y que la Ley dejó sin regular en las sociedades anónimas deportivas.


Ya saben cuál es la fecha en la que se ha podido comenzar a gestar la futura venta del Sevilla que denunciaba en las ondas el exconsejero Ramón Somalo. El 11 de noviembre de 2017 llega Blázquez al Sevilla al frente de una sociedad y hoy está en el consejo de administración representando a otra que dice haberse gastado diez millones de euros. Nadie entre los grandes accionistas ni consejeros ha dado nunca una explicación, el presidente se negó a hablar de este tema y los medios le rinden pleitesía en este sentido sin una pregunta que lo incomode.


Solo el sevillismo puede hacer frente a esta situación, como lo ha hecho desde su fundación. Accionistas Unidos, la Federación de Peñas y cientos de sevillistas consiguieron poner de manifiesto las posturas de los miembros del consejo en la conocida Junta General de la Vergüenza. Ahora es necesario que quienes tienen conocimiento de hechos los denuncien como ya hizo Ramón Somalo y que cada sevillista sume su fuerza, porque si entiendes que el Sevilla pueda ser vendido es algo malo, debemos recordar las palabras de Edmund Burke: 


“Para que el mal triunfe, solo es necesario que los hombres de bien no hagan nada”

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